jueves, agosto 19, 2010

Bicentenario 2010


Se ha llorado este año.
No se ha celebrado lo que esperábamos.
Hemos perdido lugares comunes y los recuerdos se fueron flotando en la ola mortal.
Se cayeron los monolíticos edificios, con sus tripas atraparon a los que dormían.
Recogimos lo que quedaba y temblamos cada vez que las lamparas se mecieron.
Se fue la calma del verano en 3 minutos eternos.
Ahora, con 33 hermanos en la oscuridad, otra vez la angustia atraviesa los corazones.
Un bicentenario para olvidar.

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